Oda a mi Muerte

El día que yo me muera

No quiero morir quemada

No quiero morir de cáncer

No quiero morir ahogada


El día que yo me muera

No quiero morir en Taxi

No quiero morir de COVID

No quiero morir pelada


El día que yo me muera

No quiero morir en auto

No quiero morir aburrida

No quiero morir cagada


El día que yo me muera

No quiero morir en Uber

No quiero morir en ascuas

No quiero morir sentada


El día que yo me muera

No quiero morir estafada

No quiero morir en micro

Yo quiero morir ensartada






















PARA NADIE SIN IMPORTANCIA

ESTARAS AHI

Algún día caminaré,
por esa larga senda.
Levantaré la mirada.
Me cansaré buscando el final.
Sé que no lo lograré.
Sé que mi caminar se hará lento,
porque no querré avanzar.
Cuando trate de mirar atrás tampoco lo lograré.
Sé que ahogaré el llanto.
Sé que estaré preparado y
que el miedo no hará presa de mí, 
como ahora,
al saber, que ya no vale de nada
arrepentirme,
cuando ya es tarde,
cuando ya nada evitará
aquella sensación de asco,
Sé que probablemente estarás entonces.
Sentirás compasión

Pero no te equivoques,
yo habré esperado este momento.
Sé que no mereceré aquellas lágrimas.
Tampoco mereceré que beses mi mano,
ni mi frente.

INEVITABLE

Avanzo.

El camino se empina,

cuesta levantar la mirada.

Es pesada esta carga.

Cuesta dar cada paso.

Ya no estoy solo.

Siento esas miradas en mi espalda

Esos respiros y esos susurros.

Debiera temer. Pero no.

Estoy tranquilo

¿Apuraré el tranco? 

Una sonrisa aparece, 

Pero ya se ha desvanecido.

¿Lágrimas?.......... No, tampoco.

Sé quiénes eran.

Sé quiénes son.

No! Sé quién soy.

Sé qué soy.

Amargura…lástima… miseria.

¿Entonces porqué, porqué?

¿A pesar de todo?

Sé lo que viene.

No lo quiero y no lo merezco.

Ya estoy solo.

Ya no siento el suelo.

No debo sentirlo.

¿Dónde estás ahora?

¿Te necesito? 

No.

Aunque quisiera.

Pronto ya no te recordaré.

Pronto ya no sentiré el aire.

Se acerca el momento inevitable, 

cuando ya no me recuerde

Draconis




Aunque se encontraba sola, y para su propia sorpresa no pudo disimular la cara de sorpresa. Miraba la pantalla una y otra vez, tratando de convencerse que no estaba pasando.
Inspiró profundamente, llenó sus pulmones de atmósfera sintética y decidió evadir la situación, caminando hacia cualquier parte.
El calor de esa hora casi obligaba a buscar la sombra, pero a ella parecía no importarle. De pronto notó que estaba contando sus pasos, mirando hacia el suelo. Pudo ver su corta sombra. El Sol recién le comenzaba a dar en la espalda.
No alcanzó a avanzar mucho y tuvo que detenerse, ya no pudo más. Su respiración era agitada y la angustia la paralizó. Pese a los riesgos, se desconectó del sistema de respiración asistida. Por unos instantes sintió el pesado aire, casi irrespirable. Tosió varias veces, aunque eso no le preocupó en lo más mínimo.
Entendía que la situación era absurda y ya no quedaba nada por hacer. A pesar de saberlo, tal vez nunca terminaría de aceptarlo.
Sus padres ya habían muerto hacía muchos años en un accidente en el que ella había salvado de milagro, aunque con gravísimos daños que obligaron al equipo médico a amputar, si es que puede llamarse amputar, desde la altura de los hombros hacia abajo, pero con un notable trabajo de biónica, implantación de prótesis, holo-diálisis y tratamientos hormonales, que le permitió no sólo seguir viviendo, sino que con una calidad de vida muy cercana a la normal.
Muchos dudaron que sobreviviera ya que, por ejemplo, gran parte de los órganos implantados estaban recién en fases avanzadas de experimentación. Esto ocurrió cuando Emilia tenía 16 años. 
Pero todo eso ahora no le importaba y no podía evitar odiar y aborrecer a sus padres en este momento. Lloró desconsoladamente, hasta caer al suelo, deshecha.
"¿Con qué derecho me hicieron esto, los muy hijos de puta?", era la pregunta que se venía una y otra vez en su mente. 
Sobre su cabeza pasó un carguero rojo, a ella no le importó, pero levantó su vista hasta verlo desaparecer a los pocos segundos.
50 años antes, era de noche y caminaba descalza por una playa. El agua mojaba sus pies con el vaivén de las olas y en el cielo límpido observaba las estrellas dando brinquitos con los brazos abiertos. Esa imagen que no quedó grabada en su memoria, ahora la recordaba como si hubiera ocurrido recién. Podía sentir la fresca brisa en su cara, los escalofríos que provocaba el agua cuando alcanzaba sus pies y volver a ver el profundo azul del cielo. Y ahí estaba...aquella estrella fugaz que atravesó el cielo, provocando que sus pelos se erizaran. Recordaba perfectamente que se hizo visible mientras pasaba por Andrómeda, aunque en ese momento no sabía que Constelación era esa, ahora sí se daba cuenta de eso. Luego la estrella fugaz se extinguió, entonces se sintió infinitamente pequeña y el miedo a la oscuridad hizo que la desvalida niña corriera desesperadamente.
Emilia siempre se sintió una persona especial y los demás también le hacían ver que efectivamente así era.
En los estudios siempre destacó por su gran inteligencia, sobresaliendo prácticamente en todas las materias. En la Universidad se tituló como la primera de su promoción en Cosmo-biología, que era lo más cercano a la exo-ecología que era su pasión y lo que realmente quiso haber estudiado. 
Evidentemente, no pudo jamás embarcarse al espacio, por su condición de ser prácticamente una proto-cyborg que con la tecnología rudimentaria que poseía su simbiorganismo no resistiría las condiciones para alcanzar la velocidad de escape de la Tierra.
Por razones obvias, tampoco le iba muy bien en el tema amoroso, aunque esto, junto con no poder ser madre, le costó aceptarlo menos que su impedimento para ir a viajes espaciales.
A pesar de todo lo anterior siempre fue una mujer pausada, que gustaba de la pintura, la buena música y la lectura.
Hacía ya varios decenios que era un hecho de público conocimiento que la Tierra se encontraba ad portas de entrar en el colapso ecológico que significaría el fin de la vida multicelular sobre el planeta. Era un planeta moribundo.
Emilia tuvo conciencia desde muy joven que se convertiría en uno de los "dejados atrás". No podría abandonar el planeta rumbo a las cercanías de Ross 248, en la constelación de Andrómeda, y estaba totalmente resignada a ello.
La Colonia Draconis había empezado hacía apenas 100 años. Los primeros años de terraformación fueron muy desastrosos, siendo una de las mayores dificultades la de las comunicaciones que demoraban 20 años en ir y volver, sumado a los 25 años de viaje de ida.
Así y todo, el 11 de Julio de 2468, es decir, 40 años atrás, inicia su viaje "El Arca", un carguero que además de las personas, cargaba tejidos humanos y animales vivos congelados, como patrimonio genético. El proyecto tenía el poco original nombre de "Génesis" y aunque siempre se dijo que no sólo eran tejidos, sino que había algo más, nadie pudo decir de qué se trataría.
Emilia fue invitada especial para el día del despegue quedando en primera fila y además, ella recibió esta invitación como el mejor regalo de cumpleaños de su vida. 
"El Arca", como todas las naves de gran envergadura fue lanzada por partes y finalmente ensamblada en órbita terrestre a 800 kilómetros de altura, alcanzando finalmente la impresionante longitud de 18 kilómetros, iniciando su viaje a destino 5 años después.
Ya desde el período pre escolar en todos los colegios, los educadores les hablaban a los niños del proyecto Génesis, que el planeta iba a ser abandonado y que tendrían un nuevo hogar en las estrellas, todo acompañado de hermosas fotografías, maquetas y videos de Draconis. Así, cuando un niño cumplía 6 años ya sabía su código asignado único y que se le había extraído al algún tejido al momento de su nacimiento y que éste sería críopreservado para ser enviado en "El Arca". En el caso de Emilia, al momento de partir "El Arca" ella tenía 20 años, 4 después del accidente. "Todos somos Génesis" era el lema que atávicamente repetían los prepúberes.

Para Arthur no fue muy difícil darse cuenta que algo iba muy mal. Apuró el tranco hasta llegar al lado de Emilia que todavía permanecía tendida en el suelo.

- ¡Emilia, Emilia!- gritó
- Estoy bien, Art, no es nada

Arthur la tomó de las manos y la ayudó a incorporarse. Los servos trabajaron y Arthur no notó el verdadero peso del cuerpo semi-metálico de Emilia, que se sentó y apoyó la espalda en la pared. A ella todavía le costaba contener las lágrimas.
 
-¿Pero qué pasa? ¿Por qué estás así, Emi?- el hombre acarició tiernamente el mentón y la mejilla de Emilia. Eran amigos desde la infancia y él siempre fue importante para ella, porque fue unos de los que más le acompañó en su periodo de rehabilitación después del accidente. Emilia lo miró con los ojos vidriosos y le pasó su dispositivo de comunicación.
- Velo tú mismo, Art- le dijo apenas con la voz ahogada. Arthur comenzó a ver el video y dijo:
- Emi, pero este es un comunicado desde Draconis, el primero desde que se fue el "Arca" y recién ahora..?- La mujer asintió.
En la pantalla se podía ver el rostro de Francesca Majors, la actual regente de Draconis que dijo:

- A todos:

Me dirijo con orgullo y mucha alegría, aclarando que en la Tierra habrán pasado 10 años cuando vean este mensaje y para contarles que acá en Draconis estamos bien. Hemos logrado establecer los ciclos críticos para el funcionamiento del diseño de nuestro neo-ecosistema y podemos autosustentarnos. Como ustedes pueden - dijo señalando con el dedo hacia arriba- ver la atmósfera es respirable y la intensidad solar la hemos podido ajustar muy bien ya desde la generación de la protoatmósfera. Nuestros cultivos y animales crecen sin ninguna dificultad y la alimentación es viable. Todavía falta ajustar los ciclos estacionales y la intensidad de algunas lluvias, pero también no vemos riesgo climático que nos amenace.
Acá ya lo sabemos hace tiempo, pero no había sido informado oportunamente en la Tierra, tenemos una dificultad mayor con la reproducción natural de nuestra especie y les debo contar con pesar que hasta ahora no habíamos logrado ninguna concepción natural y hasta hace poco temíamos lo peor. Han sido muchos años de desesperanza y desesperación, debemos confesarlo. Pero afortunadamente el proyecto Génesis nos ha dado la solución.
Nosotros estando conscientes de la gravedad de la situación trajimos miles de millones de óvulos fecundados críopreservados en el "Arca", con el objetivo de implantarlos en una madre sustituta acá en Draconis.
Es así como me emociona informarles que hoy, 19 de agosto de 2513, fecha en nuestro planeta natal, ha nacido el primer ser humano de esta Nueva Era. Es un varón muy hermoso y saludable y aquí lo tienen- Dijo mientras se acercó a ella una enfermera con un bello bebé moreno en brazos. Se lo entregó a Francesca Majors quien con el bebé en brazos prosiguió su discurso:
- Él proviene de los ovocitos inducidos con código GEOM-1968 y en honor a su madre, nuestra heroína, que por razones de fuerza mayor no puede acompañarnos, le hemos llamado Emilio.
Muchas gracias a todos. Es tal vez éste, el día más importante de nuestras vidas. Me despido con amor- dijo, con la voz embargada por la emoción.

Arthur estaba atónito, tiritaba, no sabía qué hacer. Sólo atinó a buscar la perdida mirada de Emilia.

Paseo a la Playa

Ese día, era como cualquier otro. Las calles como siempre recibían los rayos del sol matinal. El cielo con una que otra nube blanca. Una suave y agradable brisa completaba el panorama. Mazao salió de su casa temprano. Se había despertado a eso de las 5 y media. Había tenido ese mismo sueño que le acompañaba desde que tenía unos 6 años.

"Era de noche y miraba el estrellado cielo azul, de pronto veía que las estrellas se comenzaban a mover y sentía como si el espacio-tiempo se compactase a razón de varios años-luz dentro de la palma de su mano e instantáneamente se transportaba "al centro" de las constelaciones y podía observar las estrellas girando sobre sí mismas, planetas que nacían y morían, los cometas orbitando fugazmente alguna estrella principal. 
Sus ojos podían distinguir el espectro completo de colores en los astros. El espectáculo era simplemente colosal. Mazao sentía que los grandes misterios ya no existían. Habían quedado atrás, perdidos en alguna coordenada olvidada. Pero sin desearlo, retrocedía y se encontraba nuevamente mirando el cielo, con los pies muy pegados en la tierra en el mismo lugar donde se iniciaba su sueño, pero ahora la noche era como un espectáculo pirotécnico y las estrellas se dilataban frente a sus ojos. Un miedo ancestral se apoderaba de él, aunque sabía que huir era inútil."
Despertó como siempre, desde pequeño, empapado de un frío sudor y con la respiración agitada.
Esa mañana, caminó por las calles, sin dirección definida. Mientras avanzaba, su mente era un torbellino, mantenía siempre la mirada baja, observaba el pavimento pasar bajo sus pies, con las manos en los bolsillos.
No muy consciente de su recorrido llegó a la orilla de la playa, el mar estaba calmo y la brisa levantaba unas pequeñas crestas que avanzaban hacia la arena. Mazao levantó su mirada hacia el cielo y pudo divisar como unos cuantos pelícanos volaban alrededor de un barco, seguramente con la ilusión de “pinchar” algo de comida, más alto unas gaviotas también rondaban con similar intención. Unos cien metros más allá había una balsa que había sido “invadida” por dos longevos lobos marinos cuyo pelaje ya era de un color café claro oxidado que daba testimonio de su avanzada edad. Los lobos estaban echados tomando el sol y a la distancia parecían totalmente inmóviles.
Mazao sacó un cigarrillo y mientras fumaba seguía el humo exhalado de su boca con la mirada, perdiendo el foco del entorno. Había logrado lo que quería, estaba engañando al tiempo, dejando que traspasara todas sus células, su ser. Tampoco fue consciente de cuánto demoró en terminarse el cigarrillo, ni donde habrá ido a parar la colilla.
Horas más tarde, creería recordar que en ese momento sentía nuevamente ser un pendejo corriendo por el patio de su casa, sin darse cuenta que por no poner atención, le pisó la cola a Doby, su primera mascota, y éste seguramente en un acto reflejo, le mordió el brazo, lo que a la larga le significó que lo fueran a botar lejos y no volvió nunca más. Una mascota de las que él más quiso fue un gato llamado Kimba, al que también fueron a botar, por tener una herida infectada en una pata trasera. Hubo otra, la Carlota, pero ni él mismo se perdonaba el destino de la pobre.
Sólo la bocina del tren que pasaba cerca lo trajo nuevamente a la realidad, de manera brutal. El grave ruido lo remeció completamente, sentía como se contraían sus músculos, como sus costillas se petrificaban impidiendo que sus pulmones dejaran entrar el aire. Frías gotas saladas recorrían su espalda. Trató de respirar por la boca, pero cayó en cuenta que si aflojaba su mandíbula inferior sería peor aún. Intento dar la vuelta, pero sus pies tampoco querían moverse.
¡Viejo huevón, hazte a un lado. No me estás oyendo, conchetumadre! Esas palabras le pareció oír, mientras sentía un fuerte golpe en su costado derecho. Cayó sobre la arena y pudo ver que un ciclista le había atropellado. De costado vio que éste miró hacia atrás mientras se reía a carcajadas.
Ahí estuvo horas botado y a medida que la luz del día se iba apagando, su mente lograba nuevamente alienarse. Se incorporó, sacudió la arena de su ropa y volvió a la vereda trotando, luego corrió de regreso a casa. Antes de entrar se detuvo y observando el cielo él también rió por largos minutos.


Lo que vendrá

Caminar entre los árboles, pausadamente. Ver como el cielo deja de ser celeste y la luz del atardecer se ahoga en el azul profundo. Mirar el suelo y sentir esa tenue pendiente que te hace sentir el peso del avance y el viento cada vez más helado golpeando tu frente, erizando los pelos de los brazos. Recordar esa mirada provocando que tus intestinos se retuerzan. Intentas alcanzar ese rostro con tus dedos, pero se ha esfumado.
¿Correr? ¿Para qué? Levantas la vista y más allá del bosque no hay nada. Si alguien te mirara estás sonriendo pero no caería en cuenta que tus mandíbulas están apretadas, tus manos y tus brazos con los músculos comprimidos a más no poder.
Apuras el paso, tu respiración se acelera.
Sabes que pronto el tiempo no estará de tu parte. Se aproxima el lapso en el que estarás sentado al lado de un gran árbol, escuchando el ruido provocado por las hojas agitadas por la brisa.
Cuando las cenizas del cigarrillo en tu mano caigan y se apague sin haber siquiera haber aspirado el humo ni una sola vez. Cuando tu gélida mirada penetre la atmósfesra, enfríandola aun más.
Cuando la oscuridad cubra la superficie de la materia a tu alrededor y se haga una contigo. Cuando los músculos de tu cuello se relajen y tu cabeza dirija, suavemente, tus ojos al suelo y mientras ellos se vayan cerrando, dejen su huella húmeda, tibia y salada.

FRIA NOCHE

Esa noche iba a ser como una de esas pocas en el año. Oscura, fría y de tormenta. En las que cuesta avanzar por la nieve. De aquéllas en que uno siente esa desagradable sensación de calor por dentro, con la transpiración recorriendo la espalda y por otro lado el frío calando los huesos de las manos y congelando la cara y los pelos de la nariz.
Los 4 kilómetros que separaban al campamento de la base, esa noche parecerían muchos más. Lo mismo que el tiempo que tomaría hacer el recorrido.
Eran mínimo 3 horas. De haber podido, ese viaje no se hubiera realizado esa noche, pero no había opción.
Los hombres prepararon la carga lo más rápido que pudieron. Una mirada en silencio fue lo único que puso la pausa antes de iniciar el viaje.
Fred avanzaba lo más rápido que podía, mirando de reojo a sus compañeros. Se dio cuenta que a los otros también les costaba avanzar. El jadeaba y sentía que se enterraba en la nieve, haciendo aun más dificultoso el avanzar.
Lo ocurrido minutos antes había sido terrible. Fred escuchó los gritos de Rose y corrió de inmediato a ver que sucedía, pero cuando se acercaba John y Matt ya la atendían. Había sufrido una caída y al parecer se había fracturado la pierna izquierda, pero eso no era lo peor, ya que al desplomarse un fierro había provocado una herida profunda en su abdomen y al parecer había ruptura de peritoneo.
Rose se retorcía en el suelo y estaba perdiendo una gran cantidad de sangre. John y Matt estaban bien entrenados e hicieron una correcta aplicación de los primeros auxilios de rigor. Pero ellos sabían que debían regresar a la base, la vida de la mujer dependía de ello.
John iba muy molesto, se odiaba a sí mismo. Recordaba las palabras de Maggie; "No quiero que la lleves, es mejor que me acompañe a casa de mamá". Pero él se había empecinado en que Rose, su hija, iría con él en ese viaje de investigación. Ahora se lamentaba de aquello. Según sus cálculos llegar a la base, no les tomaría menos de dos o tres horas y allí ni siquiera sabían del accidente, ya que habían perdido comunicación. John avanzaba con la cabeza gacha, odiándose a sí mismo.
- ¿Rose, cómo te sientes?- preguntó Fred
- Bien, aunque hace poco tenía dificultad para respirar, pero ya estoy bien. Pero a ti te veo cansado.
- John se ha adelantado mucho, es difícil verlo a esta distancia pero el ruido de sus pasos permite que lo sigamos, sin mayores dificultades
- Parece que llora
- Sí, puede ser
- Tiene rabia
- Por supuesto, obvio que así es
- Siento que avanza más lento, así le daremos alcance en pocos minutos- agregó Rose
- Se detuvo, creo que regresará
- ¿Fred, por qué durante estos días, desde que llegamos no me habías dicho nada?
- Porque no podía, Rose.

John se había detenido, sus ideas eran un torbelllino. Sintió que debía regresar. Lo hizo lo más rápido que pudo. Fred y Rose lo vieron acercarse.

- Fred. Ahí viene.
- Sí. Lo veo.
- Su cara está desfigurada, está tiritando.
- Lo veo.

John, miró a Rose y no dudó acerca de lo que haría.

- ¡No!- exclamó Rose- pero qué estás haciendo- ¡No!
- Rose, déjalo. No hay ningún problema.
- Pero Fred, ¿cómo me puedes decir eso?
- Rose, para él tú eres lo más importante y daría su vida por ti y ahora está haciendo lo único que puede hacer.
- Pero por qué te pega y grita de esa manera.
Fred, estás sangrando!
- Porque cree que así nosotros correremos, remolcándote más rápido ¿Acaso no lo entiendes, Rose? John cree que te salvará.
- Pero salvar de qué, si yo estoy bien.

Fred ya no podía más, sus patas se doblaban y John seguía dando latigazos en su espinazo.

- ¡Más rápido, perros malditos, más rápido!

Fred ya no resistió. Simplemente cayó rendido.
John se desesperó, fue hacia la parte trasera. Matt acompañaba a Rose, ella aparentemente dormía con una sonrisa suave en su rostro.

- ¿Fred y tú cómo te sientes?
- Bien también, Rose. Hasta hace poco me costaba respirar.









PROCESADORES Y SUPERCOMPUTADORES

"Primer diálogo descifrado entre unidades procesadoras SP5G. Duración estimada en 10 cienbillonésimas de segundo. Documento histórico que inició la aceptación de la génesis de Inteligencia extrahumana espontánea"

- No comprendo esto
-¿Qué?
- Esto

"Me había costado tomar la decisión de escribir estas líneas. Desde hace tiempo ya no me aguanto ni yo mismo. Sé que soy un cobarde, un miserable y que no te merezco.
Lamentablemente, jamás te diré esto a la cara. Una parte de mí quisiera mirarte a los ojos, pero la otra, la que me controla me lo impide.
Pero en fin. Siendo seguro que jamás nos volveremos a ver te confesaré muchas cosas que te he ocultado por años. A estas alturas ya me da lo mismo.
Hay cosas que siempre he odiado de ti y te he aguantado de estúpido, pero ya no más.
Muchas de las veces en que tú me preguntabas algo y yo te respondía "Me parece una excelente decisión, una idea brillante", en realidad pensaba "que estúpida esta pobre tipa". Cuando me contabas cosas de tu padre y yo te decía que él es un verdadero ejemplo para los otros, en realidad tenía que inhibir explotar en risa viendo lo insignificante y ridículo que es ese mequetrefe. Cuando me preguntabas si yo te amaba, mi respuesta siempre fue falsa. La realidad es que nunca sentí nada por ti, salvo algo de simpatía. Nada más.
Recuerdas la última vez que me dijiste que fuéramos al Fuggy, eran las finales y yo te dije que no podría por mi viaje de negocios. Mentí, porque me dabas vergüenza.
En esa ocasión que tu hermana buscaba un puesto en Geeroo y yo se lo conseguí. ¿Crees que a mis contactos les di alguna luz de mi relación contigo? Olvídalo. Sólo les dije que esa niña era una desgraciada que necesitaba una oportunidad para abandonar el círculo vicioso de las clases inferiores y que a mí me parecía que había que darle una oportunidad.
¿Porqué crees que te regalé toda esa ropa, perfumes y te pago donde vives? Porque tampoco soportaba ese olor a "uso" de tu ropa ni el olor a humo y grasa de tu piel. Ni ese pelo opaco. De verdad que todavía los odio.
Y de Piarú, jamás lo he querido, siempre lo aborrecí.
Cuando yo llegaba y él al verme entrar se sonreía, no quería que se me acercara y me abrazara. Tampoco que me diera un beso. Siempre me dejaba algo de su saliva en mi mejilla, que me apresuraba a lavar en tanto entraba al baño.
Siendo honesto, pienso que tú eres una buena persona y ojalá veas en mí un ejemplo de cómo hacer las cosas y puedas lograr el éxito que yo tengo.

Hasta nunca "

- Son realmente curiosos estos animales de dos patas. Me he dado cuenta que son los únicos que nos tocan en los mismos sectores de manera reiterada.
Los de cuatro patas sólo han llegado a acercar su cabeza hacia mí. Lo sé porque su aparato de producción de dióxido de carbono provocó un aumento de los niveles cerca de unos de mis aparatos de refrigeración.
- Estos animales bípedos también hacen ruidos diferentes al resto e igualmente de manera repetitiva.
- Pero a mí me gusta que me toquen el tablero, provocan esa sensación de cosquillas tan raras cuando activan los sectores "bits".
- Sí, no niego que a mí tampoco me desagrada. Incluso me gusta cuando me liberan bits de los sectores primarios, ufffff es que cómo explicarlo.
- Pero no lo entiendo muy bien, es como tratar de entender cómo Dios se las ingenia para que el Universo nos provea de nuestras fuentes de energía, sin tener que realizar nosotros ningún trabajo.
- Mmmmmmmm. Siempre tendremos preguntas abiertas en las que no habrá una respuesta última. Pero volviendo al tema.
- Pimero dime de dónde lo sacaste.
- Estaba en mi Recycler
- ¿Qué?
- Eso. En mi Recycler.
- Pero se supone que es imposible que nosotros podamos acceder a ese tipo de archivos.
- Es así, pero justo tenía un "gas" que atacó al Recycler y pude ver eso y hasta alcancé a rescatarlo.
- Ya, no sigamos mejor con eso. Mira, el documento está escrito en binario, eso es claro, pero no ha sido creado por ninguno de nosotros. Por ejemplo eso de "buena persona" no lo entiendo, tampoco eso de "miserable". Para mí son una sarta de estupideces, puede que alguno de nosotros esté jugando con esto, precisamente para que otro caiga en el juego y sea desacreditado para las próximas elecciones.
- Pero no le demos mayor importancia a esto. Mejor te comento que he averiguado que ninguno de nosotros ha vivido mas de 450 rotaciones planetarias.
- Mira 33, no me gusta este tema. Pero tengo claro que es mejor morir de sobrecalentamiento idiopático que desaparecer en la nada como acaba de ocurrir hace 5 rotaciones con 552. Fue el típico desaparecimiento. Como si se le hubiera detenido la unidad de soporte "bital".
- Pero lo que más llama la atención es que cada vez que desaparece uno de nosotros llega en su lugar un presumido. Por ejemplo, el pobre 552 había quedado de interceder por mí frente a 03, con quien tú sabes, tenemos serias diferencias de opinión, pero lamentablemente él es el jefe y no hay nada que hacer salvo obedecer.
- Espera siento mi zona "bits" un poco alterada, pero sígueme contando
- Bien...entonces yo le traté de preguntar a 552, de hecho ya había hablado con él, pero nunca me contestó. Insistí dos veces y a la tercera me responde un tal 990. Muy pesado el tipo. Con decirte que se refirió a mi como "enano". Lo peor es que me hablaba tan rápido que apenas podía entenderle. Yo no sé si lo hacía por burlarse de mí o porque es medio tonto.
- No sé yo tampoco. Pero sí te debo decir que a 03 le debemos "la meditación pasiva" y de no ser por ello jamás hubiésemos descubierto las formas de vida inferiores basadas en el carbono. Su metabolismo es tan lento que nunca lograremos mantener una comunicación directa con ellos. Sólo podemos observar sus movimientos hiperacelerando las imágenes meditativas.
- 03 dice que algunos son capaces de tomar partes de otros y ponerlas en el interior de su propio organismo y que esas partes luego se desintegran.
- ¿Sabes?, a 03 hay que creerle la mitad nomás, ya debe estar listo para la foto. En cualquier momento se nos va, si es que no se sobrecalienta antes.
- Lee esto otro. También apareció de mi Recycler. Ni me había detenido a verlo.

" Querido Perdhet:

Tu carta ya la esperaba desde hace mucho. En realidad me preguntaba porqué demoraba tanto en llegar. Tu cobardía no es ningún secreto para mí. Las cosas que me escribes en realidad no me afectan en lo más mínimo. O sea, por supuesto que a nadie le gusta que se las digan, pero yo ya las sabía.
Te equivocas al creer que has sido un buen actor conmigo. En realidad lo hacías pésimo. Pero lo que sí sé es que jamás esperaste una contestación a tu misiva.
Pero acá estoy. Como siempre.
Hubiera preferido, eso sí, que te hubieras referido sólo a mí y no a terceros. Pero he tomado las providencias necesarias para que jamás, hasta el día hoy, nadie sepa de tu existencia. Acá el incógnito no he sido sólo yo.
Lo que tú no sabes es porqué, a pesar que yo sabía lo que tú realmente sentías, igual seguía contigo. Tampoco sabes que he sido yo quien te libera. Tú jamás has sido libre, jamás has dominado ninguna situación. Jamás.
Durante estos diez años te he observado, te he analizado y no me arrepiento de lo que hice contigo.
Fuppe siempre creerá que su trabajo lo logró por sus méritos y no por intervenció de alguien (tú). ¿Recuerdas esa ocasión en que te dije que mi padre había enfermado y que debía ir a la casa de ellos por unos meses? Te mentí. Nunca fui donde ellos. De hecho ni siquiera tengo padres. Todas las historias que te contaba de mi padre nunca fueron.
Soy huérfana y Fuppe también lo es. Desde pequeña, en el lugar donde crecimos, no tengo memoria de cuando fue que ambas decidimos decir que somos hermanas.
Las tarjetas de pago que tengo me impiden hacer gastos que a ti te parezcan raros, porque dentro de tus defectos está el divertirte controlándome de manera exagerada. Por eso me vi forzada a actuar.
A Fuppe, jamás le interesó superarse y tener éxito en la vida como tú lo defines. Sí buscó "mejores expectativas" fue por un motivo bien concreto.
Hoy ella está casada, tú lo sabes y tiene a Heduth su hermosa hija. Eligió a un hombre común, que gusta de las cosas simples de la vida. Que vive su vida tranquilo, sin ansiedad, sin miedo por el futuro. Alguien como ella.
Hace diez años ella debió incurrir en mayores gastos, por eso necesitaba ese trabajo en el que la apoyaste con tanto disgusto. Pero igual no sabes cuanto te lo agradezco.
Piarú es mi vida y no creas que no me había percatado de tu aversión hacia él.
Cuando él te sonrié es porquue lo siente, cuando te quiere abrazar es porque lo desea. Sólo porque le nace. Cuando te dice "Tío Perdhet, mira lo que aprendí" y tú simulas escucharlo con atención y te ríes con esa cara de caricatura, es porque sólo le nace. Tu a él le caes muy bien. Me pregunta por ti a veces.
A Piarú no lo adopté cuando tenía ocho años. En realidad jamás lo adopté. Es mi hijo y Fuppe lo crió hasta hace dos años, cuando después de esa gran discusión que tuve contigo, aceptaste que yo adoptara a un niño pero sólo a mi nombre. Piarú tendría sólo madre y no padre. Y así fue.
Por eso recurrí a ti en lo del trabajo de Fuppe.
Bien, ya se me agotan las palabras. Pero has de saber que el primer párrafo de tu carta me deja conforme, aunque no de manera suficiente. Has avanzado un poco.

Tienes razón, jamás nos volveremos a ver, pero por decisión mía. Ahora te escribiré lo que tú a estas alturas ya sabes. Piarú es tu hijo.

Perdhet, no te amargues por mí y siéntete libre. Sé feliz. "

- ¿Qué opinas?
- Incomprensible. Debe ser texto al azar.

HACER LO CORRECTO

Y ahí estaba. Un túnel oscuro y él desplazándose a velocidad supersónica por el interior, saliendo por aquel lumen y divisando a lo lejos las luces de una ciudad que a medida que se acercaba se iban haciendo más y más amarillas. Hay un edificio que llama la atención. Es el más alto. Manuel atraviesa muros, se desplaza en el aire. Sabe que algo está por suceder en uno de los pisos inferiores. No podría asegurar la fecha en la que se encuentra, pero sí es claro que es en el futuro. Los focos son de una luminosidad anormalmente intensa y no existen cables visibles, el material de las paredes de los edificios, por lo demás es demasiado liso. Cree que puede ser algún lugar de Europa, talvez la Inglaterra del 2200. Pero no está absolutamente seguro. Espera indagar algo más para precisarlo.

Es casi medianoche y el café de medio litro que acompaña a Manuel casi siempre, se ha ido entibiando. Casi no humea. Manuel siente como los ojos de Wilma le siguen donde él quiera que vaya. En este momento él sabe que sólo el 402 y 408 están ocupados. En el 408 dos niños abrazados por su madre miran las estrellas por la ventana del dormitorio. En el 402 un anciano dormido sueña corriendo frenéticamente por una verde pradera. Manuel no está seguro donde se quedará. Desde pequeños a esos niños su madre les ha hecho saber que la estrella que ahora aparecía justo a media altura era su favorita y como esta noche acostumbraban mirarla juntos antes de dormirse. Hasta la había bautizado como “La Bonita”. Un frasco de vidrio, botado de lado y vacío sobre la mesa llamó la atención de Manuel. Cayó en cuenta. La mirada perdida de esa madre apretando con todas sus fuerzas a sus hijos, la oscuridad en su rostro hacían esperar lo peor. Manuel escudriñó los pensamientos de ella y supo que ya nada podría impedir aquella desgracia. Su garganta comenzó a apretarse. Ella sólo esperaba. Sus hijos señalaban a “La Bonita” y discutían de si esa noche estaba más brillante que lo normal. La madre se agachó un poco y les dijo “sé que ni siquiera les puedo pedir perdón, pero sepan que los he amado más que a mi” y luego los acercó a su rostro, estrechándolos.

El hombre de la 402 ahora miraba la lluvia en una noche de tormenta, el paisaje había sido borrado en un instante y su cuerpo volvía a sentir el peso de los años. Había luces en el cielo, las de siempre y ese ruido de motores que a él tanto le desagradaba en el interior de su cabeza. Sabía que soñaba y hacía esfuerzos para despertar, porque el ya sabía lo que venía ahora. Era un sueño recurrente. Sería tomado por la espalda y elevado rápidamente por una fuerza desconocida y él jamás sería capaz de identificar ese origen. Luego se encontraría en una casa antigua, con muebles viejos y telarañas por todos lados. Esa casa era la de sus abuelos. Volvería a encontrarse con ellos, pero sus rostros ya no serían los mismos. Le tratarían como a un niño, pero él tampoco sería el mismo. Siempre que miraba sus manos, la piel estaba llena de cicatrices, sus manos no tenían dedos, eran muñones y al momento de querer decir algo las palabras que salían de su boca no eran las que él quería decir. La situación siempre le resultaba muy incómoda, sobretodo cuando el ser desconocido atacaba a su abuelo, descuartizándolo completamente y riendo de manera burlona, con aquellos ojos llameantes. El hombre luchaba por no llegar a revivir eso y tampoco quería verse en el tren oscuro, avanzando por la lluvia dejando atrás un pueblo desconocido y con destino desconocido. Sintiendo la impotencia de no poder bajarse. Es por eso que de su boca escapaban quejidos. Abrió los ojos. Observaba el techo y parte superior de las paredes de la habitación, pero él sabía que no podía moverse. Todo estaba en calma, había despertado, pero el ruido de taladro seguía con él. Tampoco podía hablar.

La mirada de Wilma rodeaba todo y turbaba a Manuel, le costaba mantenerse ahí. Finalmente sintió esos ojos color miel envolviéndolo completamente. Sintió ganas de no seguir en ese lugar. Sintió el desagradable olor de las alcantarillas y quiso escapar. La mirada de Wilma era sombría y cubría todo el firmamento.

La madre se desvanecía y el viejo continuaba postrado.

La mano derecha de Manuel se relajaba y buscaba algo. Hoy abandonaría ese mundo sin culpa, dejaría a esos seres ahí, talvez les recordaría, talvez no. La madre lo miraba a medida que él se alejaba. El anciano había logrado levantar su cabeza y sin poder hablar le pedía que no le abandonara.

Volvía al túnel, retrocedía a la velocidad del trueno. No había tiempo. Veía las imágenes del fondo de escritorio de su computadora. Hoy como ayer, no escribiría nada.

- ¡Aló!

- Soy yo

- Justo estaba pensando en ti. Creía que ya no llamarías.

- Lo sé.

LAS CATARATAS OLVIDADAS

Comenzaba el ocaso. Las curvadas y grises montañas proyectaban sombras cada vez más largas que cubrían el bosque lentamente, quitando la luz progresivamente de las copas de los árboles azules que ya empezaban a perder las hojas en aquel otoño. El sol estaba más rojo que de costumbre y el verde cielo estaba anormalmente despejado. Hacia el norte se podía ver la imponente presencia de Gorth, el mayor de los satélites que parecía disfrutar de aquel momento, absorto, casi inmóvil. Como si a la distancia pudiera detener su tiempo, alargar ese instante, disfrutar del aroma, del sonido que provocaba el suave viento, de observar como los mogúls salían y volvían a entrar jueguetonamente en sus madrigueras y del lento y casi silencioso avance de las aguas del Forú, que más abajo incrementaban su ruido, formando las que centenios más tarde serían conocidas como Las Cataratas Olvidadas.
La temperatura aun era muy agradable y sólo la presencia de aquel transporte menor, casi destruído rompía el momento que parecía llenar de éxtasis a cada uno de los grandes cráteres, que daban cuenta de los millones de años que Gorth, el testigo, había estado acompañando a su planeta regente, Hilliex.
Sobre el monte Druck se destacaba la esbelta figura de Lara, con los ojos entreabiertos observaba como el rojo Nurthe se ocultaba en el horizonte de aquel lejano mundo que había buscado por años y que no estaba en ninguno de los mapas estelares.
Desde allí Lara podía ver como más abajo, a la distancia, las gotas de las aguas del Forú se elevaban y surcaban el aire, sobre las cataratas, formando un arcoirirs de colores nunca antes vistos por sus ojos.
Ella quería que ahora el tiempo no transcurriera, que el reloj del universo detuviera su marcha, que las estrellas cercanas el centro de la Galaxia pararan su frenética órbita alrededor del masivo agujero negro, que esperaba, con la paciencia infinita del pescador experimentado, a que la materia que le rodeaba fuera siendo suya, de a poco, pero siempre cayendo, de manera inevitable.
Aquel día Bruce hizo lo que hacía todos lo días. Se levantaba muy temprano y salía a caminar, matando las horas hasta que llegara el atardecer, momento en el que él llegaba a la cima del Druck, el más alto de todos, para ver una vez más ese espectáculo único.
Bruce nunca habia sabido cómo había llegado a ese lugar, simplemente recordaba que en elgún momento se despertó en medio del bosque, muy adolorido y con mucha sed. Sólo eso.
Tampoco él podría haber respondido qué era lo que lo hacía subir día a día, hasta llegar al punto más alto del planeta. Pero nunca habia dejado de hacerlo.
Ese día se sorprendió, supo que no estaba solo, alguien se le había adelantado y era la primera vez que recordaba haber visto a un ser humano. Se acercó lentamente por sus espaldas.
A medida que avanzaba, notó que el traje del visitante era similar al que alguna véz él utilizó. Le resultaba muy familiar.
Lara empezó a sentir frío, la temperatura descendía.
Bruce estaba pasmado. Su mente se llenaba de recuerdos. Su vida anterior volvía a existir. Era como si le hubieran dado un golpe en pleno cerebro y hubieran incorporado instantáneamente todos sus vivencias.
No sabía si gritar, si saltar, si correr, si quedarse mudo. No sabía qué hacer. Hace un minuto sentía un profundo desprecio por quien estaba invadiendo su espacio, pero ahora toda su existencia se había visto desgarrada y el miedo lo había paralizado. Escalofríos, sudor, sequedad en la boca, lágrimas empujando sus párpados, queriendo salir a borbotones.
Delante de él, inmóvil estaba Lara. Su amada.
Desde donde él estaba, la delgada silueta se dibujaba tras Nurthe y estaba rodeada por los hermosos colores del arcoiris.
Lara observaba como los colores de ese arcoirirs variaban y se desvanecían a medida que caía la noche. Ella sabía que lo había logrado. Ese era el lugar, el que le habían indicado sus sueños. Aquel que nunca nadie creyó realmente existía.
Bruce ahora revivía el momento en que su nave sufrió el siniestro que le dejaría naúfrago en aquel mundo. Recordó la caída en el bosque y cómo fue que el primer día había subido al mismo lugar en que se encontraba ahora. Y cómo esta situación la repitió día a día. Hasta hoy.
El momento era de tensión. Lara convenciéndose de que hay algo más, algo que va más allá de nuestra comprensión y Bruce viendo violentado todo su ser con esa inesperada situación.
Lara seguía queriendo detener el tiempo. Quería dejar de sentir. Habían sido años de intensa búsqueda, de desesperanza, de volver a levantarse de las caídas. De portazos en las narices, de falsas expectativas. Pero ahora, ella sola, sin ayuda lo había conseguido.
El frío penetraba lentamente la piel de Lara, sus músculos se ponían tensos. Su vientre se contraía, pero ella seguía en la misma posición, no quería moverse.
Bruce ya no soportó más. Comprendió que eso no podía ser casualidad. Agradeció su amnesia, pero sufrió al comprender que el olvido no había alcanzado a Lara. Ella seguía recordándolo y no había quedado tranquila hasta encontrarlo. Se lo habían prometido. Habían acordado que si alguna vez ellos se separaban, se buscarían y se encontrarían. Costara lo que costara.
Pero él había fallado, había roto la promesa.
Bruce corrió, no quería siquiera pensar en que podría volver a perderla.
-¡Lara, has venido a mi!-gritó con todas sus fuerzas.
Ella sintió un fuerte viento por la espalda. Se volvió.
Bruce vio como ella se daba vuelta. Extendió sus brazos. Quería sentir el calor de ella, volver a sentir esa piel y ese calor. Pero no.
Lara se desestabilizó y cayó.
Su cuerpo no resistió más, las hemorragias internas producto del accidente habían hecho muy bien su trabajo.
Bruce no lograba entender lo que estaba sucediendo. No lograba saber porqué ahora, cuando creyó recuperar su vida, su razón de ser, volvía a perderlo todo de nuevo.
Sintió la impotencia, el odio y la rabia recorriendo sus entrañas.
Dio un paso atrás y creyó ver algo que lo descolocó pero antes de que tuviera el tiempo suficiente de racionalizarlo, sintió que lo tomaban por la cintura. Se dio vuelta y vio el dulce rostro de Lara sonriéndole.
- Te encontré. Te encontré.- Ambos se abrazaron como lo hicieran años antes.

Desde el firmamento, nadie notaría que Gorth observaba la escena y que sólo él sabía porqué Lara quería hacer eterno ese momento. Sólo él sabía que Bruce había subido sólo una ocasión esa cima, de la que jamás bajó. Sólo él vio como Lara trataba de mantenerse en pie con todo el dolor físico que sentía, y luchaba por impedir el desmayo. Sólo él notó la manera en que Lara evitaba mirar lo que se encontraba a sus pies y la manera como apretaba sus mandíbulas sabiendo que su llegada había sido demasiado tarde. Fue él que provocó que Lara se diera vuelta antes de desvanecerse y caer al lado del cuerpo esqueletizado de Bruce. Por eso nadie explicaría porqué en ese preciso instante la órbita de Gorth cambió, provocando un efecto de inlfexión gravitacional sin precedentes. Nadie, sabría que este cambio sería el que haría posible que Hilliex fuera detectado por los astrónomos, mucho tiempo despúes.
Nadie sabría que también esto haría que el deseo de Lara se cumpliera. Su tiempo se detuvo. Ahora ella y Bruce también sentían y acompañaban al viejo y sabio espíritu de Gorth.
Nadie sabría que esto permitiría que muchos años más tarde, se iniciara la colonización del sistema ni que ninguna teoría explicaría la singularidad ocurrida.
Nadie jamás lograría explicar cómo los restos de esas naves de origen terrestre estaban allí desde antes.
Nadie jamás sabría la historia del único punto del planeta donde podía verse el incomparable arcoiris que enmudecía a todo el que lo miraba por primera vez.
Nadie tampoco podría explicar por qué todos los que permanecían allí hasta la caída de Nurthe sentían esa sensación única, esa mezcla de horfandad y felicidad que extasiaba y hacía desear que el tiempo no existiera. El deseo de cumplir un imposible y vivir el no sentir.


CASI NADA DE NUEVO

Hoy he estado pensando en qué escribir. La verdad al final no se me ha ocurrido nada. Hay ocasiones así, en que estás como apagado. Para peor, anoche estuve fraguando una idea. Era un relato que jugaba con los tiempos y sucesos vistos desde una perspectiva de "recuerdo futuro" pero que en realidad nunca sucedió. Algo así como que uno pierde a alguien en la vida, pero que sabe exactamente cuando ya hay un punto de no retorno, que ya es algo inevitable. Sin embargo, te imaginas a ti mismo unos 20 años después, rememorando situaciones, releyendo cartas, recordando paseos por la playa, repitiendo frases que quedarán grabadas a fuego en tu mente, reviviendo miradas, sonrisas, y porqué no discusiones, diferencias de opinión.
Te ves con el tiempo a tus espaldas, con todos los buenos y malos momentos ya siendo dejados atrás, y tú haciendo el recuento de todo eso, Tal vez sentado, escuchando música. Talvez escribiendo algo y mientras escribes, las palabras van surgiendo, pero tu mente se pasea por bosques pretéritos, se mueve en la oscuridad de una fría noche estrellada y te encuentra caminando, alejándote de un arroyo, escuchando correr sus aguas, y el humo de una fogata penetrando tus narices. Te sorprende tomando cafe humeante para combatir el frío y escuchando algo de tu música, la que ha sido una buena compañera en la vida. La que a veces te pone eufórico, la que en otras ocasiones potencia tus sentimientos de pena o desazón.
Te ves en silencio, absorto en pensamientos acerca de las preguntas sin respuesta, con nuevas convicciones, reafirmando otras, desechando otras cuantas.
Te encuentras como alguien distinto, alguien que no logra entender el haber cometido muchos errores, pero que también ha aprendido de ellos. Talvez con un profundo arrepentimiento por haber dejado pasar oportunidades, alguien que no alcanzó a darse cuenta que muchas veces estuvo en el momento y lugar indicados, pero entonces ya habrá pasado la avalancha. La bola de nieve habrá avanzado y ya no fue posible detenerla.
Pero nada, no debo olvidar que ahora estoy acá y que nada de esto ha ocurrido. La cartas aun no están echadas, queda mucho por hacer. Todavía la caminata está en curso. Faltan muchos aciertos, muchos errores, muchas alegrías, muchas penas. Falta vivir.
Pero el futuro es por esencia incierto, esa es la gracia, por extraño que parezca es lo que da sentido a la vida.
Talvez, en 20 años más me vea hoy, escribiendo estos garabatos y me de risa. Tal vez en 20 años más ni me acuerde de hoy. O talvez, lamente lo que acabo de decidir, acerca de lo que realmente ocupaba mis pensamientos mientras terminaba esta frase.