Draconis




Aunque se encontraba sola, y para su propia sorpresa no pudo disimular la cara de sorpresa. Miraba la pantalla una y otra vez, tratando de convencerse que no estaba pasando.
Inspiró profundamente, llenó sus pulmones de atmósfera sintética y decidió evadir la situación, caminando hacia cualquier parte.
El calor de esa hora casi obligaba a buscar la sombra, pero a ella parecía no importarle. De pronto notó que estaba contando sus pasos, mirando hacia el suelo. Pudo ver su corta sombra. El Sol recién le comenzaba a dar en la espalda.
No alcanzó a avanzar mucho y tuvo que detenerse, ya no pudo más. Su respiración era agitada y la angustia la paralizó. Pese a los riesgos, se desconectó del sistema de respiración asistida. Por unos instantes sintió el pesado aire, casi irrespirable. Tosió varias veces, aunque eso no le preocupó en lo más mínimo.
Entendía que la situación era absurda y ya no quedaba nada por hacer. A pesar de saberlo, tal vez nunca terminaría de aceptarlo.
Sus padres ya habían muerto hacía muchos años en un accidente en el que ella había salvado de milagro, aunque con gravísimos daños que obligaron al equipo médico a amputar, si es que puede llamarse amputar, desde la altura de los hombros hacia abajo, pero con un notable trabajo de biónica, implantación de prótesis, holo-diálisis y tratamientos hormonales, que le permitió no sólo seguir viviendo, sino que con una calidad de vida muy cercana a la normal.
Muchos dudaron que sobreviviera ya que, por ejemplo, gran parte de los órganos implantados estaban recién en fases avanzadas de experimentación. Esto ocurrió cuando Emilia tenía 16 años. 
Pero todo eso ahora no le importaba y no podía evitar odiar y aborrecer a sus padres en este momento. Lloró desconsoladamente, hasta caer al suelo, deshecha.
"¿Con qué derecho me hicieron esto, los muy hijos de puta?", era la pregunta que se venía una y otra vez en su mente. 
Sobre su cabeza pasó un carguero rojo, a ella no le importó, pero levantó su vista hasta verlo desaparecer a los pocos segundos.
50 años antes, era de noche y caminaba descalza por una playa. El agua mojaba sus pies con el vaivén de las olas y en el cielo límpido observaba las estrellas dando brinquitos con los brazos abiertos. Esa imagen que no quedó grabada en su memoria, ahora la recordaba como si hubiera ocurrido recién. Podía sentir la fresca brisa en su cara, los escalofríos que provocaba el agua cuando alcanzaba sus pies y volver a ver el profundo azul del cielo. Y ahí estaba...aquella estrella fugaz que atravesó el cielo, provocando que sus pelos se erizaran. Recordaba perfectamente que se hizo visible mientras pasaba por Andrómeda, aunque en ese momento no sabía que Constelación era esa, ahora sí se daba cuenta de eso. Luego la estrella fugaz se extinguió, entonces se sintió infinitamente pequeña y el miedo a la oscuridad hizo que la desvalida niña corriera desesperadamente.
Emilia siempre se sintió una persona especial y los demás también le hacían ver que efectivamente así era.
En los estudios siempre destacó por su gran inteligencia, sobresaliendo prácticamente en todas las materias. En la Universidad se tituló como la primera de su promoción en Cosmo-biología, que era lo más cercano a la exo-ecología que era su pasión y lo que realmente quiso haber estudiado. 
Evidentemente, no pudo jamás embarcarse al espacio, por su condición de ser prácticamente una proto-cyborg que con la tecnología rudimentaria que poseía su simbiorganismo no resistiría las condiciones para alcanzar la velocidad de escape de la Tierra.
Por razones obvias, tampoco le iba muy bien en el tema amoroso, aunque esto, junto con no poder ser madre, le costó aceptarlo menos que su impedimento para ir a viajes espaciales.
A pesar de todo lo anterior siempre fue una mujer pausada, que gustaba de la pintura, la buena música y la lectura.
Hacía ya varios decenios que era un hecho de público conocimiento que la Tierra se encontraba ad portas de entrar en el colapso ecológico que significaría el fin de la vida multicelular sobre el planeta. Era un planeta moribundo.
Emilia tuvo conciencia desde muy joven que se convertiría en uno de los "dejados atrás". No podría abandonar el planeta rumbo a las cercanías de Ross 248, en la constelación de Andrómeda, y estaba totalmente resignada a ello.
La Colonia Draconis había empezado hacía apenas 100 años. Los primeros años de terraformación fueron muy desastrosos, siendo una de las mayores dificultades la de las comunicaciones que demoraban 20 años en ir y volver, sumado a los 25 años de viaje de ida.
Así y todo, el 11 de Julio de 2468, es decir, 40 años atrás, inicia su viaje "El Arca", un carguero que además de las personas, cargaba tejidos humanos y animales vivos congelados, como patrimonio genético. El proyecto tenía el poco original nombre de "Génesis" y aunque siempre se dijo que no sólo eran tejidos, sino que había algo más, nadie pudo decir de qué se trataría.
Emilia fue invitada especial para el día del despegue quedando en primera fila y además, ella recibió esta invitación como el mejor regalo de cumpleaños de su vida. 
"El Arca", como todas las naves de gran envergadura fue lanzada por partes y finalmente ensamblada en órbita terrestre a 800 kilómetros de altura, alcanzando finalmente la impresionante longitud de 18 kilómetros, iniciando su viaje a destino 5 años después.
Ya desde el período pre escolar en todos los colegios, los educadores les hablaban a los niños del proyecto Génesis, que el planeta iba a ser abandonado y que tendrían un nuevo hogar en las estrellas, todo acompañado de hermosas fotografías, maquetas y videos de Draconis. Así, cuando un niño cumplía 6 años ya sabía su código asignado único y que se le había extraído al algún tejido al momento de su nacimiento y que éste sería críopreservado para ser enviado en "El Arca". En el caso de Emilia, al momento de partir "El Arca" ella tenía 20 años, 4 después del accidente. "Todos somos Génesis" era el lema que atávicamente repetían los prepúberes.

Para Arthur no fue muy difícil darse cuenta que algo iba muy mal. Apuró el tranco hasta llegar al lado de Emilia que todavía permanecía tendida en el suelo.

- ¡Emilia, Emilia!- gritó
- Estoy bien, Art, no es nada

Arthur la tomó de las manos y la ayudó a incorporarse. Los servos trabajaron y Arthur no notó el verdadero peso del cuerpo semi-metálico de Emilia, que se sentó y apoyó la espalda en la pared. A ella todavía le costaba contener las lágrimas.
 
-¿Pero qué pasa? ¿Por qué estás así, Emi?- el hombre acarició tiernamente el mentón y la mejilla de Emilia. Eran amigos desde la infancia y él siempre fue importante para ella, porque fue unos de los que más le acompañó en su periodo de rehabilitación después del accidente. Emilia lo miró con los ojos vidriosos y le pasó su dispositivo de comunicación.
- Velo tú mismo, Art- le dijo apenas con la voz ahogada. Arthur comenzó a ver el video y dijo:
- Emi, pero este es un comunicado desde Draconis, el primero desde que se fue el "Arca" y recién ahora..?- La mujer asintió.
En la pantalla se podía ver el rostro de Francesca Majors, la actual regente de Draconis que dijo:

- A todos:

Me dirijo con orgullo y mucha alegría, aclarando que en la Tierra habrán pasado 10 años cuando vean este mensaje y para contarles que acá en Draconis estamos bien. Hemos logrado establecer los ciclos críticos para el funcionamiento del diseño de nuestro neo-ecosistema y podemos autosustentarnos. Como ustedes pueden - dijo señalando con el dedo hacia arriba- ver la atmósfera es respirable y la intensidad solar la hemos podido ajustar muy bien ya desde la generación de la protoatmósfera. Nuestros cultivos y animales crecen sin ninguna dificultad y la alimentación es viable. Todavía falta ajustar los ciclos estacionales y la intensidad de algunas lluvias, pero también no vemos riesgo climático que nos amenace.
Acá ya lo sabemos hace tiempo, pero no había sido informado oportunamente en la Tierra, tenemos una dificultad mayor con la reproducción natural de nuestra especie y les debo contar con pesar que hasta ahora no habíamos logrado ninguna concepción natural y hasta hace poco temíamos lo peor. Han sido muchos años de desesperanza y desesperación, debemos confesarlo. Pero afortunadamente el proyecto Génesis nos ha dado la solución.
Nosotros estando conscientes de la gravedad de la situación trajimos miles de millones de óvulos fecundados críopreservados en el "Arca", con el objetivo de implantarlos en una madre sustituta acá en Draconis.
Es así como me emociona informarles que hoy, 19 de agosto de 2513, fecha en nuestro planeta natal, ha nacido el primer ser humano de esta Nueva Era. Es un varón muy hermoso y saludable y aquí lo tienen- Dijo mientras se acercó a ella una enfermera con un bello bebé moreno en brazos. Se lo entregó a Francesca Majors quien con el bebé en brazos prosiguió su discurso:
- Él proviene de los ovocitos inducidos con código GEOM-1968 y en honor a su madre, nuestra heroína, que por razones de fuerza mayor no puede acompañarnos, le hemos llamado Emilio.
Muchas gracias a todos. Es tal vez éste, el día más importante de nuestras vidas. Me despido con amor- dijo, con la voz embargada por la emoción.

Arthur estaba atónito, tiritaba, no sabía qué hacer. Sólo atinó a buscar la perdida mirada de Emilia.